martes, 17 de enero de 2012

Mi Historia - Capítulo 10

La última semana de vacaciones se me pasó muy deprisa. Íbamos de un lado a otro haciendo las últimas compras y visitando lugares mágicos. Pasé de no saber nada sobre la magia a prácticamente saberlo todo. Los gemelos me llevaban de una lado a otro enseñándome millones de cosas y gastándome bromas a veces bastante pesadas, sin embargo les cogí mucho cariño. Percy cada día estaba as emocionada por su vuelta a Howgarts y Ginny y Ron cada vez mas tristes porque ellos no podía ir. Por fin llegó el gran día, nos levantamos temprano y bajamos a desayunar. Estábamos todos sentados en la mesa cuando mi tía se levantó sobresaltada.

  • - Oh dios.- dijo bajito- Se nos ha olvidado comprarle una mascota a Alice- dijo muy preocupada.-
  • - Les miré, es verdad todos los alumnos tenían que disponer de mascota.- Pero yo ya tengo mascota.- dije pensativa, no sabía si las serpientes estaban permitidas.-
  • - Molly me miró curiosa- Qué mascota cielo?- preguntó.-
  • - Sonreí de medio lado, no sabía si les haría mucha gracia, no les había comentado nada de la serpiente que estaba en mi cuarto.- Pues...- dudé por un instante- Tengo una serpiente...- deje la frase en al aire para ver como reaccionaban.-
  • - Todos me miraron un poco extrañados- NO sé si las serpientes están permitidas Arthur- dijo mi  tía mirándole.-
  • - Claro que sí, mientras seas mantenerla a raya- dijo Arthur sonriente, ya que él sabía que yo no tendría ningún problema con ella ya que ella me hacía caso.- De todas formas escribiré a Dumbledore para que lo tenga en cuenta- dijo levantándose.-
El resto de a mañana lo pasamos haciendo las maletas y a las 10 salimos hacia la estación de tren. Íbamos cargados con tres pesados baúles y cada uno llevaba su mascota en una jaulita. Por llegamos a la estación King Cross, ya había estado un par de veces en esa estación por lo que no me resultó nada fuera de lo normal. Mi tía nos pasó los billetes, leí el mio con atención. Ponía andén 9y 3/4 , los gemelos ya me habían hablado de él. Estaba justo en la mitad del andén 9 y 10, solamente había que traspasar una columna cuando los muggles( gente no mágica)  no miraban. Llegamos al andén sin problemas, el primero en pasar fue Percy que estaba totalmente emocionado. Luego pasaron Fred y George, tras ellos pasó Arthur. La siguiente era yo, cogí aire y eché a correr con mi carrito, cuando parecía que me iba a dar contra el muro cerré los ojos, para cuando volví a abrirlos estaba en una enorme estación. En un letrero grande se leía Expresso Howgarts, andén 9y 3/4. Sonreí de medio lado todavía había cosas que me sorprendían después de unas semanas por alli. Mis tíos no llenaron de besos y abrazos, Ginny lloraba desconsolada porque no íbamos y Ron trataba de consolarla aunque no se sentía mucho mejor. Subimos el equipaje al tren y entré en él detrás de los gemelos. Buscamos un vagón libre y nos sentamos los tres juntos. Percy ya estaba con sus amigos en otro. Con la cara pegada al cristal nos despedimos de Arthur, Molly, Ron y Ginny que agitaban la mano sonrientes deseándonos un buen comienzo de curso. Por fin el tren se puso en marcha y salimos de la estación. Los gemelos no pararon de hablar durante todo el viaje. Me hicieron sacar mi serpiente para verla, aunque procuré no hablar para que o se dieran cuenta de lo que podía hacer, aún no me habían comentado nada de si eso lo podían hacer mucho magos y decidí callármelo. El viaje se hizo entretenido, los gemelos no callaron ni un segundo y cuando llegó una señora con el carrito de las chuches nos pusimos las botas a Grageas y ranas de chocolate. Lo que mas me gustaron fueron las de chocolate porque cuando abrías la caja la rana saltaba de ella y tenías que pillarla. Cuando por fin el tren se paró bajamos todos entusiasmados uniéndonos al resto de alumnos de primer curso que parecían desorientados y emocionados a la vez. Un gran hombre, de la estatura de un gigante con una larga barba negra despeinada nos indicó que le siguiéramos. Resultó que se llamaba Hagrid y era el guardabosques. Le seguimos hasta un enorme lago, ya era de noche y no se veía nada. En la orilla del lago había unos botes muy sencillos que disponían de un farol. Hagrid nos mandó subir a los botes por grupos. Yo subí a uno con los gemelos sin dudarlo. Cuando todo el mundo estaba en los botes Hagrid con un gesto hizo que los botes comenzaran a avanzar por el lago solos, sin ayuda alguna. Cruzamos el lago suavemente bajo la luz tenue de la luna. Todos estábamos sorprendidísimos. Por fin llegamos a la otra orilla  desembarcamos. Justo enfrente nuestro se situaba un enorme colegio, totalmente iluminado. Era enorme y disponía de millones de torres cada cual mas alta. Se oyó un Oh en general producido por todos. Nunca había visto nada igual parecía sacado de un cuento. Seguimos a Hagrid maravillados sin decir ni una sola palabra. Hasta los gemelos parecían haber enmudecido.


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